domingo, 18 de octubre de 2009

Parábola del invitado a cenar

La profesora de pedagogía dijo a sus discípulos:
"El maestro de una escuela se puede comparar a un prohombre muy respetado que sabía cocinar muy bien y que prepará una cena para un grupo de amigos". Al ver la cara de sus extrañados discípulos, la profesora siguó explicando: "Un prohombre de una ciudad se encontró con un viejo conocido a quien no veía desde hacía mucho tiempo. El rpohombre tenía previsto celebrar el día siguiente una cena con un grupo de amigos y amigas que también lo conocía y que tampoco sabían nada de él desde hacía muchos años, y lo invitó a cenar. el prohombre era buen cocinero y preparó una cena espléndida; entrantes variados, guisos de toda clase y un pastel con frutas confitadas. Todo regado con vinos del Priorat y cava del Penedés. el mismo día de la cena, cayó en la cuenta de que su viejo amigo -no recordaba demasiado bien el porqué- tenía que tener mucho cuidado con lo que comía y que seguramente nada de lo que había preparado con tanto cuidado le iría bien. Le telefoneó enseguida explicándole lo que pasaba, y le dijo que lo sentía mucho, que más valía que no fuera a la cena y que ya le avisaría cuando celebarar otra. Otro prohombre de la misma ciudad se encontró en la misma situación. También había preparado una cena espléndida para sus amigos y había invitado a un viejo conocido de todos con el que e había encontrado un par de días antes. La misma tarde de la cena, otro de los invitados le hizo caer en la cuenta de que, por si no se acordaba, el viejo amigo no podía comer de todo. El prohombre, que se había olvidado de ello, corrió a telefonear a su amigo para preguntarle si aún tenía el mismo problema y para decirle que no se rpeocupara, que fuera de todos modos, ya que él le prepararía un plato de verduras y pescado a la plancha. Curiosamente, un tercer prohombre de la misma ciudad, también muy respetado, se encontró con un caso idéntico. Cuando ya lo tenía prácticaemtne todo a punto, se acordó de que aquel a quien había invitado a última hora tenía que seguir una dieta mu estricta. entonces cambió en men´deprisa y corriendo: seleccionó algunos entrantes que también podía comer su viejo amigo, guardó los guisos en el congelador para otra ocasión e improvisó un segundo plato, también espléndido, pero que todo el mundo podía comer; también retocó el paste, y en vez de fruta confitada le puso fruta natural. Llegada la hora de la cena, todos juntos comieron de los mismos platos que el anfitrión les ofreció."

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